Observa el azul del cielo, preciosa:
¿Ves cómo marcha aquel blanco velero,
rasgando las nubes, besando el agua,
acariciando el viento?
Observa el mar de tus sueños, princesa:
¿Ves cómo brota el amor de su seno,
apaciguando las almas tranquilas,
musitando en tu pecho?
Sonríe bonita, deja que el aire,
se enrede y naufrague, al fin en tu pelo,
y encontrarás lo que buscan tus ojos,
tal vez en algún puerto.
Mira el azul refulgente, mi niña,
y piensa tan sólo por un momento,
que hay alguien que te escribe cada día,
y te dice: «Te quiero».