A ti, pompa de jabón,
que se escurre entre los dedos,
leve gota de rocío,
que se posa en el sendero,
vertiginoso granizo,
que se rompe contra el suelo.
A ti, fantasma de amor,
que se esfuma en el misterio,
inolvidable suspiro,
que se extingue en el silencio,
desesperado alarido,
que se pierde con el eco.
A ti, mi encantada rosa,
este náufrago risueño,
como nunca enamorado,
dedica estos breves versos,
para que, cuando las sombras,
abrumen todo tu cuerpo,
y sientas que el mundo se hace,
estrechamente pequeño,
y mires al infinito,
eternamente tan lejos,
me recuerdes y comprendas,
que con abnegado esfuerzo,
yo pretendí rellenar,
todos esos agujeros.
A ti, para que a la postre,
cuando la tierra en un duelo,
tape ya nuestros despojos
y nuestros helados huesos,
alguien encuentre quizás,
desperdigados mis versos,
y los escriba en un libro,
inmune al paso del tiempo.
A ti, pues, para que entonces,
sepan de nuestro secreto,
que en esta vida has guardado,
por interés y por miedo,
para que el mundo descubra,
este tesoro del cielo,
hallado y también perdido,
en ese maldito infierno.
«…alguien encuentre quizás,
desperdigados mis versos,
y los escriba en un libro,
inmune al paso del tiempo.»
Pues ojalá, porque cosas como éstas merecen ser recordadas.
Un saludo!
Esta poesía se la dediqué a un breve amor que tuve en años locos de luces de neón y aunque mucho me temo que «mi ninfa» de las luces rojo, blanco y negro, acabara mal, yo la guardo en mi memoria como un buen grato recuerdo. Gracias, «negroeslapalabra», veo que te fijas en poemas muy concretos que tienen mucho contenido…