Clarissa Pinkola explica muy bien en su libro «Mujeres que corren con los lobos», el proceso de la vida-muerte-vida, y yo creo que el amor, las más de las veces—sino todas—, pasa inexorablemente por todas las etapas de este proceso, pero cuando llega la etapa de la muerte…..
Como un espectro en esta noche fría,
la horrenda calavera de la muerte,
entre las aguas turbias nos enseña
sus afilados dientes.
Se han acabado los días de júbilo
con aquellas fiebres adolescentes,
y aquellos otros de color y magia,
con el amor presente.
¡Qué poco dura la vida en la vida,
cómo nos llega y sorprende la muerte!,
¡ay, mi amor de un día, mi amor primero,
amor inexistente!,
no tengas miedo a la lóbrega noche,
no tengas miedo a la tétrica muerte,
porque tan sólo es el preludio, niña,
de un amor excelente.