¿Bailas?

El sonido de una música grata
y el humo blanco de los cigarrillos,
embriagaban la atmósfera bisoña
del pequeño recinto.

La tenue luz, de rojo disfrazada,
intercambio de risas y suspiros,
tintineo de vasos y palabras,
nervios, calor y frío.

— ¿Bailas?—te pregunté con torpe acento,
escrutando tus ojos intranquilos.
Y al roce de tus caderas pensé,
que el mundo era distinto.

Yo hubiera querido parar el tiempo,
entonces, para siempre, allí contigo,
bailando al ritmo intenso que marcaban
tu corazón y el mío.

Rimas

21 julio, 2010

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